lunes, 20 de febrero de 2017

18 FEBRERO 1897, OCURRIDO EN PATERNA.





ESCÁNDALO JESUÍTICO.

En Paterna.







Esta curiosa historia o noticia de periódico, ocurrida a finales del siglo XIX en Paterna, da una impresión de lo fácil que era manejar a la sociedad de entonces, recordemos que la iglesia tenía un poder excesivo sobre la mentalidad de las personas, y el gran número de personas sin estudios, hacía que la población se dejase llevar por los que mandasen o les influyeran en sus pensamientos, este hecho que a continuación les mostramos, visto desde hoy 122 años después, hace pensar la inocencia de las personas en aquellos años de confrontaciones políticas en España y Europa.



18 de febrero 1897, diario La Autonomía.







ESCÁNDALO JESUITA






Cada día va siendo mayor la audacia y el descargo de esa gente negra. Cada día se muestran más provocativos, más envalentonados y más insolentes esos enemigos de la sociedad que se llaman hijos de Loyola. La reacción desenfrenada que invade nuestro desdichado país, permite y trae consigo las audaces infamias de los jesuitas que tarde o temprano acabaran por hacer estallar la mal contenida ira del pobre pueblo, y entonces ¡ay, de esos verdugos de sotana y babero!

La revolución caerá sobre ellos barriéndolos para siempre del suelo español.
Véase lo que ha pasado en Paterna y cuyo relato copiamos de “El Pueblo” de Valencia.




“Dos de esas mujeres que suelen vender específicos para sanar dolor de muelas y otros dolores, llegaron el último viernes a Paterna y pidieron autorización al Alcalde para vender sus artículos subidas a un carruaje.
El Alcalde, como es natural y lícito concedió a las solicitantes el permiso, y por la tarde en la plaza de Paterna comenzaron a pregonar sus mercancías.
Pero las referidas mujeres no cayeron en la cuenta de que en la iglesia de Paterna aquella misma tarde sermoneaba a los vecinos un jesuita cuyo nombre nos duele mucho ignorar, así como los de otros tres hijos de Loyola que le acompañaban.

Seguramente que desde el púlpito el predicador debió excitar a los fieles a que atacasen a aquellas vendedoras, calificándolas de libéralas, por cuanto al terminar su sermón un numeroso grupo de mujeres se situó frente al carruaje de éstas, y después de alborotar y lanzarlas asquerosos insultos, comenzaron a arrojarles una nube de piedras, que hizo un completo destrozo en sus mercancías.



Las infelices vendedoras pudieron escapar tras no pocos trabajos de las iras de aquella turba de mujeres, capitaneadas por los cuatro jesuitas.

No satisfechos estos con tamaña barbaridad, se dirigieron hacia la casa del Alcalde, cuya puerta comenzaron a golpear brutalmente.

Dirigiéndose luego al Ayuntamiento y también allí hicieron de las suyas.

Para final de fiesta, y con el propósito de que resultase esplendida y quedaran en Paterna perdurables recuerdos de su estancia, convocaron a las mujeres para que se reuniesen aquella misma noche en la iglesia, donde les bendecirían los cantaros y vasijas que quisieran llenar de agua.



Efectivamente las mismas mujeres que atropellaron inicuamente el derecho de las vendedoras, acudieron aquella noche cargadas de perols, casoles i llibrells llenos de agua para que los santos varones las bendijeran.

Afortunadamente, esos escandalosos jesuitas han desaparecido ya de Paterna, donde, menos las mujeres, hasta las autoridades les habían cobrado miedo.”

Indigna y subleva el ánimo el leer esto y el ver como esa gente logra fanatizar a tanto ignorante como hay en esta tierra gracias a la imbecilidad de esos gobernantes que solo cuidan de robarnos y entregarnos atados a la insania clerical.










Algo de historia de los Jesuitas:


En septiembre de 1529, Ignacio de Loyola, un vasco que combatió en las guerras contra el rey de la Navarra transpirenaica, defendiendo la causa de Carlos I, había optado por dedicarse a «servir a las almas». Decidido a estudiar para cumplir mejor su propósito, se incorpora al Colegio de Santa Bárbara —dependiente de la Universidad de París— y comparte cuarto con el saboyano Pedro Fabro y el navarro Francisco de Javier. Los tres se convirtieron en amigos. Ignacio realizó entre sus condiscípulos una discreta actividad espiritual, sobre todo dando Ejercicios espirituales, un método ascético desarrollado por él mismo.


… Expulsión de los jesuitas, Expulsión de los jesuitas de España de 1767 y Supresión de la Compañía de Jesús.

Los gobiernos ilustrados de la Europa del siglo XVIII se propusieron acabar con la Compañía de Jesús por su defensa incondicional del papado, su actividad intelectual, su poder financiero y su influjo político. Ciertamente, se habían ganado poderosos enemigos: los partidarios del absolutismo, los jansenistas y los filósofos franceses (Voltaire, Montesquieu, Diderot). No faltaron tampoco las intrigas de ciertos grupos en la misma Roma. El contexto político europeo se caracterizó en estos años por el advenimiento del llamado despotismo ilustrado y por un declive notorio del prestigio político del papado y la voluntad política de los Borbones y de la corona Portuguesa de robustecerse en detrimento de la Iglesia.

El mismo Napoleón, en sus memorias, escribiría:

Los jesuitas son una organización militar, no una orden religiosa. Su jefe es el general de un ejército, no el mero abad de un monasterio. Y el objetivo de esta organización es Poder, Poder en su más despótico ejercicio, Poder absoluto, universal, Poder para controlar al mundo bajo la voluntad de un sólo hombre [El Superior General de los Jesuitas]. El Jesuitismo es el más absoluto de los despotismos y, a la vez, es el más grandioso y enorme de los abusos.

John Adams, segundo presidente de los EE.UU., diría más tarde:

No me agrada la reaparición de los jesuitas. Si ha habido una corporación humana que merezca la condenación en la tierra y en el infierno es esta sociedad de Loyola. Sin embargo, nuestro sistema de tolerancia religiosa nos obliga a ofrecerles asilo.

El padre general desde 1758 era el florentino Lorenzo Ricci. El primer país en expulsar a la Compañía de Jesús fue Portugal. El ministro Sebastião José de Carvalho e Melo, marqués de Pombal, fue su principal adversario; encerró en el calabozo a 180 jesuitas en Lisboa y expulsó al resto en 1759. Con esta dura medida pretendía robustecer la autoridad real y dar una clara señal al papa de que no toleraría intromisiones pontificias en los asuntos del Estado. Más de mil jesuitas de Portugal y sus colonias fueron deportados con destino a los Estados Pontificios. Clemente XIII protestó por la medida.



En 1763, Luis XV de Francia los acusó de malversación de fondos debido a la quiebra de Antoine Lavalette en Martinica. El Parlamento de París, que ya desde la fundación de la Orden había impugnado la presencia legal de la Orden en Francia, condenó las Constituciones y el rey decretó la disolución de la orden en sus dominios, y el embargo de sus bienes.

Más tarde, los jesuitas fueron expulsados de los territorios de la corona española a través de la Pragmática Sanción de 1767 dictada por Carlos III el 2 de abril de 1767 y cuyo dictamen fue obra de Pedro Rodríguez de Campomanes (futuro conde de Campomanes), regalista y por entonces fiscal del Consejo de Castilla.16 Al mismo tiempo, se decretaba la incautación del patrimonio que la Compañía tenía en estos reinos (haciendas, edificios, bibliotecas), aunque no se encontró el supuesto «tesoro» en efectivo que se esperaba. Los hijos de san Ignacio tuvieron que dejar el trabajo que realizaban en sus obras educativas (lo que supuso un duro golpe para la formación de la juventud en la América hispana) y sus misiones entre indígenas, como las famosas reducciones guaraníes y las menos célebres, pero no menos esforzadas misiones en el noroeste de México (Baja California, Sonora y sierra Tarahumara) y a lo largo del Amazonas (misiones del Marañón)…



…La supresión de los jesuitas se produjo el 21 de julio de 1773. Por razones políticas, los reyes de Francia, España, Portugal y de las Dos Sicilias exigían la desaparición de la Compañía. El papa Clemente XIV cedió a las fuertes presiones y mediante el breve Dominus ac Redemptor suprimió la Compañía de Jesús.17 Los sacerdotes jesuitas podían convertirse al clero secular; los escolares y hermanos coadjutores quedaron libres de sus votos. En Roma, la ejecución del breve estuvo a cargo de prelados acompañados por soldados y alguaciles, y Lorenzo Ricci escuchó la sentencia sin decir palabra.18 Tanto él como su consejo de asistentes fueron apresados y encerrados en el castillo Sant'Angelo (Roma) sin juicio alguno. Ricci murió en prisión el 24 de noviembre de 1775, aseverando la inocencia de la Compañía de Jesús.18

Sin embargo, en Rusia —concretamente en Bielorrusia— y Prusia el edicto de supresión no fue promulgado por los monarcas. Jesuitas de toda Europa aceptaron la oferta de refugio hecha por la zarina Catalina la Grande, quien esperaba continuar así, con el apoyo intelectual de la Compañía, la obra de modernización iniciada por Pedro el Grande.

En 1789 —el mismo año en que la Constitución de Estados Unidos entró en vigor y en el que se inició la Revolución francesa— fue fundada por el obispo John Carroll —exjesuita— la universidad católica más antigua de Estados Unidos, la de Georgetown, en Washington D.C.; en el siglo XIX, sería integrada a la Compañía restaurada.

Restauración.
Cuarenta años después, en medio de los efectos causados por la Revolución francesa, las guerras napoleónicas y las guerras de independencia en la América Hispánica, Pío VII decidió restaurar a la Compañía. De hecho, los jesuitas habían sobrevivido en Rusia —unos cuantos centenares— protegidos por Catalina II. La restauración universal era vista como una respuesta al desafío que representaban quienes eran vistos en ese entonces como los enemigos de la Iglesia: la masonería y los liberales, principalmente.

Desde 1814 hasta el Concilio Vaticano II19 de 1962, la SJ es asociada con corrientes conservadoras y elitistas. La Orden es identificada con un incondicional apoyo hacia la autoridad del papa. Poco tiempo después de la restauración, el zar expulsa a los jesuitas de Rusia. Los generales (Fortis, Roothaan y Beckx) vuelven a instalarse en Roma después de un paréntesis de 40 años. Durante el siglo XIX la SJ sufre las consecuencias de las revoluciones políticas de corte liberal y tiene que afrontar numerosos ataques. Acaba siendo nuevamente expulsada de Portugal, Italia, Francia, España, Nicaragua, Colombia, Ecuador, Alemania, etc.

...Actualmente, La Compañía de Jesús ha cambiado a lo largo de los siglos. Sus publicaciones dirigidas al exterior afirman que el cambio ha sido externo, en ciertas formas. Algunos detractores (el exjesuita Malachi Martin, el historiador y político español Ricardo de la Cierva) hablan de un relajamiento en su espíritu, incluso de haber adoptado criterios modernistas. A inicios del siglo XXI la Compañía incluye en su seno diferentes identidades eclesiales, desde las conservadoras, hasta las más progresistas. Un ejemplo de estas últimas posiciones es la teología de la liberación desarrollada por algunos jesuitas, entre otros sacerdotes y religiosos, en América Latina durante los años 1960 y 70...

miércoles, 15 de febrero de 2017

FÚTBOL DEL PATERNA cf. 1929.



    

     PARTIDO COPA FEDERACIÓN.

          17 de Octubre 1929.

fotografía año 1934, Campo de las Galerías, de pie izqu. a derch., Morera, Orenga
Llorens, Micalet, Agustino, Nuñez, J. Guillem y Esteve II.
Agachados: López "Nais", _DAroqui y Bort "Mecha".



         Diario El Pueblo , 17 Octubre 1929.



PATERNA

Paterna F. C., 3; C.D. Saturno de Manises 0






Este partido, que debió ser del torneo Copa Federación, tuvo que celebrarse amistosamente por no presentarse el árbitro designado por la federación, cosa que perjudico al Paterna como podrá apreciarse por el resultado.

El Paterna demostró una superioridad muy manifiesta sobre su contrario el Saturno, el cual solo logro acercarse contadas veces a la meta defendida por Esteve, pues la línea media paternense desbarataba todo intento de avance.

En cambio la delantera del Paterna trazó un tratado de futbol técnico que, por sí solo, les acredita como jugadores de porvenir dada su juventud. Gómez, Guillem y Bort lograron un goal cada uno de bonita ejecución, en especial el primero, que fue sencillamente magistral.



Por los locales se alinearon: Esteve, Esteve D., Morera, Ibáñez, Orenga, Salvador, Guillermo, Bort, Guillem, Gómez y Guillem E.

Arbitró el Sr. Royo, de Manises, que lo hizo muy bien.

martes, 14 de febrero de 2017

LA BLASFEMIA EN PATERNA.



VARIOS DE BLASFEMIA.




A principios del siglo XX, en la sociedad española estaba muy mal visto el blasfemar, Paterna no era una excepción, y se dan en los años de principio de siglo, noticias al menos curiosas vistas hoy en día, hemos rescatado cuatro noticias de distintos años  donde se informa de multas, bandos y mitines anti - blasfemia.

Queremos primero, el explicar que se consideraba blasfemar y como lo trataba el Código

Penal y las leyes en aquellos años.

La blasfemia en España fue considerada un delito público contra Dios castigado desde la Edad Media hasta finales del siglo XX con diversas penas, y del que se ocupaban tanto los tribunales seculares como la Inquisición —hasta su abolición en 1820—. A partir de 1988 la blasfemia dejó de ser delito en España, aunque existe el de escarnio de los "dogmas, creencias, ritos o ceremonias" de "una confesión religiosa" (artículo 525 del Código Penal de España).

 (siglos XIX y XX).

El Código penal aprobado en 1822, durante el Trienio Liberal, estableció en el artículo 234 una pena de 15 días a tres meses de prisión a los que blasfemaran públicamente y de 8 a 40 días si la habían proferido privadamente. Si el blasfemo era clérigo o funcionario las penas se doblaban. En los artículos 235 y 236 se castigaba la blasfemia de hecho —el desprecioultraje o escarnio de objetos sagrados— con penas de 15 días a cuatro meses de prisión, y el doble si se trataba de eclesiásticos o de funcionarios públicos.
El Código penal reformado de 1850, aprobado durante la década moderada, consideró la blasfemia, tanto verbal como de hecho, como una falta, no como un delito, por lo que las penas se redujeron considerablemente. El artículo 481 decía:
Serán castigados con las penas de uno á diez días, multa de tres á cinco duros, y reprensión:
1º.El que blasfemase públicamente de Dios, de la Virgen, de los santos ó de las cosas sagradas.
2º.El que en la misma forma con dichos, con hechos, ó por medio de estampas, dibujos ó figuras, cometiere irreverencia contra las cosas sagradas, ó contra los dogmas de la religión, sin llegar al escarnio de que habla el artículo 133.
Los que en menor escala que la determinada en dicho artículo cometieren simple irreverencia en los templos, ó á las puertas de ellos, y los que en las mismas inquieten, denuesten, ó zahieran á los fieles que concurren á los actos religiosos...
Sin embargo, al parecer esta legislación no era aplicada por los jueces. En la Enciclopedia Española de Derecho y Administración dirigida por el jurista y político del Partido Moderado Lorenzo Arrazola y publicada en 1853, se constataba y se criticaba este hecho precisamente en un momento en que, a su juicio, la blasfemia estaba más extendida que nunca y revestía las formas más "execrables":
Las leyes sobre la blasfemia, lo mismo las antiguas, que las modernas, parece están solo en los códigos, como un homenaje, aunque estéril, á la creencia y á los principios; y que apenas la estadística judicial presenta algún caso de procedimiento por blasfemia, ni de oficio, ni á petición de parte; mientras es un hecho que después de las teorías filosóficas y perturbaciones políticas del último siglo, y de las guerras y agitaciones del presente, apenas ha existido jamás mayor frecuencia en blasfemar, ni la historia da razón de blasfemias más execrables, puesto que merece la atención del legislador.



19 DE JULIO DE 1911, DIARIO DE VALENCIA.




CONDUCTA EJEMPLAR

 El día 13 del actual, a las ocho y media de la mañana, se hallaba almorzando a la puerta de la iglesia de Paterna el vecino de dicho pueblo Vicente Ponce, el cual profirió blasfemias contra Dios y los ministros del culto, sin que lograra disuadirle con cariñosas reconvenciones el señor cura párroco.
A instancia del fiscal municipal se celebró ayer el juicio de faltas contra el referido Ponce, y fue este condenado a la multa de 20 pesetas, reprensión pública y costas.
El mencionado señor cura D. José Ferrer, después de obtenido el castigo del delincuente y en un hermoso rasgo de caridad que lo enaltece, ha pagado de su peculio particular la multa y las costas del juicio.






LA CORRESPONDENCIA DE VALENCIA 

10 SEPTIEMBRE 1914




Dicen de Paterna que el alcalde de aquella villa ha publicado un bando combatiendo el repugnante vicio de la blasfemia y multando a los blasfemos con dos pesetas la primera vez. Los padres serán responsables de las infracciones que cometan sus hijos.

Digno de aplauso es el proceder del alcalde de Paterna.











3 DE JUNIO DE 1912, DIARIO DE VALENCIA.





EN PATERNA

Grandioso mitin contra la blasfemia.

Ayer se celebró un mitin contra la blasfemia en el local del sindicato agrícola de esta villa.

Aunque estaba anunciado a las 5, a las 4,30 era ya imposible entrar en el local.

Presidio el Teniente Alcalde, D. Pablo Meléndez, que tenía a su derecha al señor juez municipal, D. Pascual Lerma y a su izquierda al presidente del sindicato, D. José Fabado, tomando asiento en el estrado representaciones del Centro Legitimista y Junta del Sindicato.

 Principia el acto haciendo uso de la palabra D. Teodoro Lerma.

Quien señala a la prensa impía  y sectaria como una de las principales causas de propagación de la blasfemia por lo que encarece a los padres de familia separen a sus hijos de la lectura y guíen a estos por el camino de la honradez y la virtud.

Fue muy aplaudido.

D. Manuel Ferrandis.

En brillantes párrafos compara las penas que nuestras antiguas leyes imponían a los blasfemos con las de hoy establecidas para deducir que esta lenidad es hija del descreimiento e indiferencia religiosa, causa principal del desarrollo de tan feo vicio.

Al terminar su fogosa peroración fue muy aplaudido.


D. Daniel Chinillac.

Habla en representación del círculo legitimista, cuya cooperación individual y colectiva ofrece a los organizadores del mitin, a quienes felicita calurosamente.

Tanto al aparecer en la tribuna como al terminar su elocuente discurso, fue calurosamente ovacionado.



D. Pedro Polo de Preceta.

En párrafos grandilocuentes señala como una de las causas primordiales del desarrollo de la blasfemia, la escuela laica, a la que ataca con dureza, así como a los gobiernos que con su pasividad contribuyen al desarrollo de las llamadas escuelas modernas, cuyos resultados no son otros que la revolución y el desorden.

Durante su discurso fue continuamente ovacionado.


D Joaquín Manglano.

Este elocuente y simpático propagandista católico se congratula de que sea en Paterna donde se celebre el primer mitin de este índole en la región valenciana, felicita al Sindicato por la organización de este evento, presentándolo como modelo a todos los pueblos del alrededor, y termina aconsejando a todos los sindicatos que enarbolen la bandera del catolicismo, único medio de conseguir la tan deseada restauración de España.


D. Pablo Meléndez.

Al aparecer en la tribuna es saludado con una ovación.

Tributa grandes elogios a todos los oradores. Agradece la invitación que la distinguida junta le hizo para tomar parte en el mitin, y dice que el primer remedio que debemos poner para la extirpación de la blasfemia, es la educación, por lo que excita a los padres a que eduquen a sus hijos cristianamente.

La prensa impía- añade- también es una de las principales causas a las que atribuye la blasfemia, y debéis impedir a todo trance la lectura de esa mala prensa.

Termino felicitando al alcalde de Paterna por el bando que público contra la blasfemia, y dijo que no basta publicarlo solamente, sino cumplirlo. Propuso que una comisión pasara a visitar al alcalde con dicho objeto, como así se verifico acto seguido.

El acto resulto tan grandioso por el número y calidad de las personas que a él han concurrido, que de él guardarán imperecedero recuerdo estos católicos, y es de esperar produzcan ópimos frutos.











 DIARIO DE VALENCIA SEPTIEMBRE 1917.




PATERNA.

Contra la blasfemia.- Haciéndose eco de nuestra campaña combatiendo el execrable vico de la blasfemia, se han puesto algunos pasquines por las calles, y para que se vea la malicia que les anima a los eternos blasfemos, los han arrancado para que no puedan ser leídos.

Ya que la autoridad municipal hace caso omiso de estas cosas, nos permitimos recomendarlo a la autoridad judicial, puesto que el libro tercero del código penal castiga como falta la malhadada blasfemia.








lunes, 13 de febrero de 2017

SEPTIEMBRE 1901, UNA VISIÓN DE PATERNA.





En el periódico de las Provincias del 15 de septiembre de 1901, su cronista José Maria de la Torre, realizaba una visión personal de nuestra población, destacando a los veraneantes, dígase la burguesía valenciana, dada la antigüedad de la crónica hemos respetado algunas palabras que hoy en día no tiene cabida en nuestro diccionario.

Disfruten de la lectura del mismo, donde es fácil observar lo saludable que era Paterna por aquellos años y lo bien conectada que se encontraba de Valencia.




                     EN PATERNA




Situación de esta Villa – su aspecto – del chalet a la

 choza – vida tranquila – afluencia de veraneantes.








Colocada en un altillo, desde donde se divisan las doradas cúpulas de Manises y de Cuarte, en medio de las huertas más fértiles y de las amplias acequias que sorben del rio vivificantes linfas, Paterna muestra sus casitas blancas, la cuadrada torre de su iglesia y el redondo y desmoronado  torreón de otros siglos, parecido a la sangrienta Tourge, de Victor Hugo, y en donde hoy la bandera roja y amarilla ondea los días de tiro del ejército , avisando al laborioso labrador la posibilidad de recibir un balazo o un casco de granada.
Mieses de oro, perennes naranjales, floridos jardines, bosques de olivos y algarrobos de oscuro matiz, rodean el pueblo (al que realza de fijo su hermoso barrio militar y colonial llamado familiarmente el apeadero), pero que conserva la dulce sencillez de los pueblecillos orientales con sus calles angostas de blanquísimas casas, sus cuestas llenas de guijarros, sus mujeres morenas y sus chiquillos gruesos como los ángeles de los retablos barrocos; con sus guitarras nocturnas y sus secaderos de legumbres en pleno sol.









Paterna es una de las favoritas del veraneante valenciano. Población mixta con aspecto de aldea y arrabales de capital populosa. Quizás en pocos pueblos pueda verse unida la elegancia más confortable con la pobre choza, o con la habitación primitiva del hombre. Allí se ve algo que recuerda los chalets y las villas del lago de Ginebra o del de Como; las torres de los opulentos catalanes y las petits chateaux de las costas de Provenza, casi juntas todas estas hermosuras del refinamiento con la cueva labrada bajo tierra por la pobreza, y que recuerda las chozas célticas, los antros en que aguzaron sus flechas de piedra de los titanes. De los tiempos druídicos.




El tren se detiene en la pequeña estación del apeadero, el barrio aristocrático, después de dejar atrás Benimamet y Burjasot, llenas también de veraneantes. Este inmenso trozo de vega valenciana cantada por nuestros grandes poetas, soñada por los melancólicos árabes que la poblaron, admirada de propios y extraños, tiene hoy la alegría severa del progreso. A los trabucazos de la Independencia y al sonido del caracol guerrero, suceden hoy los silbidos y bocanadas de vapor que  tres o cuatro vías férreas lanzan por boca de sus locomotoras.





Lo fresco y embalsamado del ambiente hace que durante las tardes, las terrazas de los chalets y las puertas de las alquerías, en cuyo fondo verdean los jardines, sean el habitual punto de reunión o de descanso. Mécense los balancines, inclinanse las sillas largas y paneaux; muchos trajes claros en ellas y ellos; bellezas, tranquilidad y flores. Todo recrea el alma. El magnífico paseo de la Reina Regente, la calle del General Moltó y los infinitos castillejos y casitas de campo dispersas en la huerta, bullen como jaulas de aves parleras y retozonas. Aq8uí se juega a las prendas; allá se sirven helados a los contertulios; cada vez que llega un tren, llenase la estación de bullicio y de algazara, en la que la juventud impera con su eterno gorgeo.




Muchas son las familias que no poseyendo local en el barrio militar, hallan refugio en el pueblo y en la calle que desde la estación conduce a la plaza, hánse construido bonitas alquerías, que no creo disfruten  del fresco que gozan en la calle del Mar, junto al palacio de Trénor; pero…todo es consolarse. Dentro del pueblo hay valencianos que alquilan su pisito para gozar de la frescura que envían las próximas montañas. ¿Qué más? ¡¡Me consta que hasta en las cuevas hay veraneantes!!




Las fiestas del pueblo pasaron ya. Se celebran en agosto en honor al cristo de la Fé. Hubo lucida procesión con gran derroche de serpentinas y confeti, cabalgata alegórica y gran fiesta religiosa, de las que otro corresponsal enteró a nuestros lectores; pero no por ello ha disminuido el bullicio ni el buen humor de los que veranean. Se baila, se ríe y se divierte la gente.





Es materialmente imposible formar la lista de las personas que han elegido este sanísimo pueblo, de codiciadas aguas, para lugar de recreo, de descanso o de restablecimiento de su salud. Es imposible citarlas a todas; basta con nombrar a los Sres. De Aracil, Machí, Tatay, Goerlich, Romero Orozco, Corzanegro, Orellano, Cisneros, Prats, Alcedo Belenguer, sintiendo como siento en el alma, omisiones involuntarias o que harían interminable este artículo.


Paterna tiende a ensancharse. Siguen construyéndose chalets y casas de recreo en el pintoresco cortado que da frente a la vía.


Pronto si seguimos así, será un arrabal de Valencia.



JOSE MARIA DE LA TORRE.