lunes, 30 de marzo de 2015

UNA PEQUEÑA HISTORIA DE PATERNA.

NOTAS SINCOPADAS PARA  UNA PEQUEÑA HISTORIA.
ESCRITO DE D. VICENTE CARDONA, EN EL LIBRO DE LAS FIESTAS DEL AÑO 1963.






Atrás habían quedado las airosas marchas militares.
Y unas canciones que hablaban de un vinillo que tenía Asunción -que no era blanco ni tinto-, y de que si querían escribirle ya sabían su paradero, era ya historia.
Tú y yo éramos, en aquel tiempo, muy jóvenes. Bueno, más jóvenes que ahora.
Entonces...un himno: «Los voluntarios»
Volvamos atrás en el recuerdo. Tú y ese amigo que está junto a ti, y aquellos dos Y yo...¡Cuántos años ya! Voces alegres de muchachos ya hombres entonaban aquel primaveral «que una gachi morena...» Nos alumbraba ya un sol de paz. Las fiestas habían tenido un compás de espera. De esto, ya sabes, hace veinticuatro años. (En 1963).
-En cuatro meses puede hacerse mucho.
-Es que unas fiestas como las del Cristo...
Y volvieron la «cordá», el pasacalle, la solemne procesión...

Mientras los productos del campo y los tejidos y tantas cosas ineludibles picaban alto al cotizarse, otra guerra había levantado el telón.

-Otra guerra. A ver quién nos libra de ésta.
-¿Quién? No seas pesimista. Tenemos un buen timonel. Verás cómo nos libran de ésta. Y de otras.

En los altavoces, en los bailes, una voz de mujer. O de hombre, se quejaba de que para qué quería sus besos si sus labios no lo querían ya besar. El programa de fiestas va tomando una orientación muy definida; trabajos literarios, históricos, arropan el programa de festejos y van haciendo historia.

Con las noticias de la radio hablando de la invasión de Rusia por los alemanes alternan las notas sentimentales de «Cubanakan» e «Islas Canarias» . Es un verano largo, denso, trágico. Estaba a punto de irrumpir en la guerra un nuevo general invencible llamado invierno.

La Banda de Música de la Villa consigue el primer premio de la segunda sección en el Certamen de Valencia.  En Europa hay muchas novedades. También en Asia. Pero la gente, siempre ávida de llevar la contraria, informa que «no hay novedad» a una cierta señora baronesa.

Cómo? ¿Que que año es? Pero, hombre...

Rina Celi, entretanto, hace saber a todo el mundo que en una tarde gris se le fue la ilusión. Alguien asegura cantando que solamente una vez amó en la vida, que solamente una vez y nada más. Es lo que se dice siempre.
Suena insistentemente un nombre: Rommel. Y suena también Lylí Marlen. La gente va haciendo su vida. Tiene una afición al campo que va despertando con fuerza. La Cañada crece rápidamente. «De mostrador en mostrador» centra la afición de la juventud. Otra atención más trascendente absorbe la opinión mundial: los aliados han desembarcado en el norte de Africa.

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-¿Y de fiestas?
-Como siempre. Avalanchas de visitantes.
-¿Ninguna novedad?
-Pues, hombre, sí. Una falla en Paterna. Un año de preparación amenizado por aquel Amor, amor, amor, que nació de ella, nació de él y de la esperanza.
El baile registra novedades. Como quien no quiere la cosa, se ha ido extendiendo el bugui-bugui. No obstante, miles de jóvenes de ambos sexos prefieren arrullarse prometiéndose aquello de «tu y yo siempre nos amaremos, nunca nos separaremos, unidos en uno tú y yo»
La Banda de Música, también bajo la dirección del maestro Cervera, triunfa en Murcia con un primer premio de sección segunda, y en Liria, con el primero de la primera.
La guerra sigue. Y sigue la caravana, con sus cantos y risas. Ha llegado lo de Normandía, tan reclamado desde Oriente. Aún está lejos el año en que el primer satélite artificial dará la vuelta a la tierra. Pero entre tanto hay otra noticia sensacional que da esa vuelta. Alguien dice que esa noticia debería acogerse con música fúnebre. Pero no: es la melodía de unas rondas que no son buenas las que conviven con la explosión de la primera bomba atómica, allá en el lejano Japón.
-Poco después terminó la guerra.
-¿Terminó? ¿Eso es un chiste?

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Han aparecido las sulfamidas. Y la penicilina. Y también Irma Vila y sus «mariachis» que dominan los escenarios. Voces de sentimiento se levantan a su manera, contra la segregación racial y hablan de que también hay angelitos negros.

El tabaco sigue escaso. Van conociéndose los progresos científicos durante la guerra. Y la figura inmortal del doctor Flemming va agitándose. ¿Qué es eso de nylon?
Simultáneamente hacen su aparición dos revoluciones: la falda larga y Gilda. Esta canta apasionadamente «amado mío». Era una película algo «tabú». Y todo el mundo, claro, quería conocerla. Está a punto de llegar una Lisboa antigua que no volverá. Y los cines de verano en la villa son un buen motivo para tomar el fresco. La actividad fallera ha ido en aumento. Y también la teatral, tan íntimamente ligada a la fallera. Antonio Ferrandis, que luego triunfaría en el teatro nacional, dirige una compañía de aficionados. Se ha inaugurado ya el Centro Musical. Algunas calles han sido pavimentadas. El campo de fútbol es, al fin, una realidad. Un vecino de Paterna, un muchacho inquieto, cargado de ilusiones, obtiene medallas nacionales e internacionales en pintura y escultura.
-¿De verdad no sabes quién es? Se llama Francisco Navarro.
Ya hay abundancia de tabaco. Y de tejidos. Y de pan. Se acabó el racionamiento. La gente se aficiona a las excursiones colectivas y recorre España y sale al extranjero.
 Paterna va quedando sin cuadros teatrales. Resiste uno. Las fallas disminuyen en número. Y se empieza a hablar de emigraciones. Juanito Valderrama, con su «emigrante» parece emigrar el espíritu patriótico de los que marchan. Y por fin, el transformador de la torre, que tanto la afeaba, es eliminado.
Parte del pueblo de Benagéber (ahora pantano del Generalísimo) se asienta en término de Paterna, formando el poblado de San Antonio de Benagéber. Su Excelencia el Jefe del Estado, Generalísimo Franco, cruza la Villa de Paterna y honra al poblado inaugurandolo personalmente. Las sencillas gentes han podido ver de cerca al artífice de la España que se estaba construyendo.

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-¿En qué año estamos?
Las matemáticas, esa asignatura tan árida, se enseña ahora deleitando; uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, maaaammmmbo.
El tiempo -como tantas veces- va subrayando los contrasentidos: se ha impuesto Luis Mariano con su botijero. Pero la gente empieza a cansarse de ir a pie. Motos, scooters, coches...
Qué año habías dicho que era?-
Hombre, no me digas que te desorientas. Carmen Morell le está diciendo a Pepe Blanco no sé qué del yeso que se nota y que no venga con disimulos. Un cantante dice tres veces guapa a toda chica que lo merece. Y el misterioso, el alucinante «Dominó» invita a un lenguaje de amor que es un ensueño. Las salas y las terrazas de baile han ido proliferando.
-El año anterior ¿es aquel en que todos éramos de Pénjamo y en el que vivíamos a lo loco?
-Exacto, poco después, el Club de Fútbol Paterna ascendía a Primera Regional. Pero cuesta mantenerse ahí.
-Y el caso, es que la villa tiene población para lograrlo. Desde el año 1939 casi ha doblado el número de sus habitantes. Unos han nacido aquí. Otros han escogido esta entrañable tierra para residir en ella.
-¿Sabes qué estoy recordando? Por entonces en museos de Cerámica de varias ciudades europeas se exhiben valiosísimas colecciones de cerámica de Paterna. Me enorgullece saber que nuestra villa es conocida en los medios artísticos.
«¡Ay, como baila la niña de Puerto Rico!» Algunos no se dan mucha cuenta porque les preocupa María Cristina, que les quiere gobernar.
Ha empezado el turismo extranjero en nuestra España.
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¿Y las fiestas?
-Siempre a más. Me refiero a las del Cristo y San Vicente Ferrer. Las fallas han terminado. La última que aguantaba, la de la Calle Ernesto Ferrando, ha cerrado su larga actividad.
En lo que fue Picadero, F.E.T. y de las J.O.N.S. dedica un homenaje al ejército. Un acto grandioso, emotivo, vibrante.
La torre de hierro, aquella de la telegrafía sin hilos, ha sido desmontada.
Otras guerras han ido surgiendo en el mapamundi desde que dicen que terminó aquella otra. Va siendo ya un juego sangriento. Mr. H., una tarde, dice a su segundo; «Quiero descansar. Estaré dos dias en el campo. Si estalla la paz en algún lugar del mundo, aviseme»
Cinco años antes todo el mundo profetizaba que la televisión pronto llegaría. Pues, bien, aquí está.
-¿Y se podrán ver los partidos de fútbol sin ir al campo?
En nuestra Villa se inaugura la pavimentación de varias calles. Un hijo ilustre, Vicente Mortes Alfonso, es nombrado Director General de la Vivienda. Desde allí seria una pieza clave en la gran Valencia que se estaba proyectando. Francisco Alemany Torres, más tarde hijo adoptivo de Paterna, llega a economista del Estado y demuestra su cariño a la villa.
Renacen, cual nuevos Ave Fénix, canciones que llenaron épocas. «Ramona» , se ha estilizado. Los tangos antiguos, aquellos que Carlos Gardel puso en órbita mundial, pululan por las ondas. De Italia nos exportan las creaciones de Carosone.
Sarita Montiel pregona con singular acento de persuasión que «Valencia es la tierra de las flores, de la luz y del amor» . Pero esas estrofas se le quiebran en la garganta una noche de Octubre.
-¿Qué hay riada?
-El Turia se ha desbordado. Las aguas avanzan hacia el centro.
No puede ser.
Llueve a mares.
Ven conmigo. Podemos ayudar.



Es un año intenso. El Ayuntamiento inicia la concesión de becas de estudios. Los cuplés continúan ganando la batalla a otros estilos. Y la gente va viviendo mejor. El turismo se ha multiplicado.
Nos hemos quedado sin cuadro teatral. «El relicario» y «Fumando espero» quedan un poco atrás al aparecer los premios de festivales. «Piove» ya no es un temor: es una canción. Y «El puente sobre el rio Kwai» nos hace suspirar por el puente sobre el río Turia, que, al fin, se reconstruye.
Los rascacielos empiezan a mirar con desprecio, por encima de las tejas, a las plantas bajas. Y el primer satélite artificial mira con desprecio a los rascacielos.
-¿Y las fiestas?
Después de veintiocho años, de nuevo Juegos Florales. Las fiestas toman un nuevo giro: la mujer tiene representación oficial, se montan festivales infantiles.
Un telegrama da la vuelta al mundo. Lo ha puesto el Festival de la Canción, de Benidorm, que lo arrolla todo.
-Oye, ¿qué es eso de la estabilización?
-Ya lo verás dentro de un año. Vamos cabalgando, ¿no te das cuenta?.
Vicente Mortes Alfonso pasa a Director General de Carreteras. Nueve millones de pesetas llueven sobre Paterna por medio de las Clavariesas de la Virgen de Agosto. Un tango italiano encandila a la juventud. Y Paterna va ganando popularidad. En la «Escuela Massana» de Barcelona, dan el nombre de nuestra villa a un horno de cerámica, en un acto apadrinado por el alcalde de la ciudad condal Francisco Navarro, aquel joven que quería llegar a más, obtiene el primer premio en el Certamen Manchego de Pintura.
El merecido homenaje a Vicente Mortes se le dedica solemnemente. Y mientras alguien, poco después, descubre a una mujer que está «Enamorada» y multitud de chicas van adoptando los pantalones de Adán. Se inaugura una estación en la Fuente del Jarro.
Y se celebran brillantemente los IV Juegos Florales.
Desde lo alto alguien va fisgando lo que pasa en el globo terráqueo: el primer hombre ha sido puesto en órbita.
Ha hecho su aparición una nueva fiebre: la de la construcción. Y a ésta sigue inmediatamente otra; el twist. Esta palabra va engarzada en todos los títulos de este ritmo. «Bailando el twist», «Me gusta el twist»
Echo a faltar un titulo.
-¿Cuál?
-«Me cansa el twist?

Burla burlando la manzana de casas entre Médico Ballester y General Asensio ha desaparecido. Y se crea la Parroquia de la Virgen de los Desamparados. Se inauguran nuevas escuelas y el matadero municipal. Por fin, en la Fuente del Jarro, también escuelas.
En Madrid vive un hombre que quiere a Paterna entrañablemente, como si en ella hubiese nacido. Es General de ingenieros y director de la Marconi Española. Se llama D. Manuel Escolano Llorca. Y la dirección mundial de la Marconi acaba de dedicarle un homenaje entusiasta al cumplirse los cincuenta años de excelentes servicios a la técnica.
Las composiciones de Irving y Berlín y Vicent Youmans vuelven y plantean con éxito la batalla a las nuevas creaciones.
-Esa música la conozco yo.
Qué música?
No oyes?
-«La Carioca». Esto me quita treinta años casi.
-Vuelve lo antiguo.
-Vuelve lo antiguo de calidad.
-¿Y de fiestas?
-Serán extraordinarias. También habrá Juegos Florales.
-¡Estamos ya en 1963! ¡Cómo pasa el tiempo!
Yo diría « ¡cómo PESA el tiempo!


Vicente Cardona - Verano 1963

jueves, 26 de marzo de 2015

JÓVENES PROMESAS DEL PATERNA CF. 1976



RECORTE DE PRENSA, DIARIO LEVANTE
 Miércoles, 16 de junio de 1976.


Buceando en los recortes de prensa de archivo, encontramos esta noticia, de los premios que entregaba la penya "Groc i Negre", (algún día desarrollaremos sobre esta importante peña), destaca a dos jugadores juveniles del Paterna, que luego darían muchos años de fútbol y fueron grandes futbolistas. German Calatrava y Javier Subirats, (a pie de foto, el periodista, le llama Subirach).






El recorte dice:

Con su habitual y característico entusiasmo, los activos componentes de la penya Groc i Negre de Paterna, prosiguen con los preparativos de su IX gran gala deportiva.

Para ello prosiguen las votaciones entre sus socios para la elección del mejor deportista de una determinada actividad deportiva, o bien para la concesión del correspondiente galardón o trofeo.

Tras la citada votación, la penya, concede este año la placa al merito deportivo a la Sociedad de Cazadores La Perdiz, por llevar mas de 25 años de constante e interrumpida actividad en este deporte, albergando ademas en su local, otros deportes como la colombicultura,pesca y pájaros de campo.

Como mejor deportista del año en Paterna, ha sido elegido  por los socios de la penya, el joven jugador del Paterna C, Fco. Javier Subirats.




Este jugador a sus indudables méritos en la recién terminada campaña 75-76, se une que viene siendo seleccionado todos los años para formar parte de la selección juvenil valenciana, y también fue preseleccionado para la selección juvenil nacional.



Como mejor jugador juvenil, a sido elegido German, quien seguramente la proxima temporada, figurara en la plantilla del primer equipo. Juega de medio centro y como delantero, donde se ha distinguido como gran goleador en el Paterna Juvenil A....

Firma: Vicente Gallardo.

martes, 24 de marzo de 2015

APUNTES HISTORICOS DEL PALACIO



EL PALACIO DE LOS CONDES DE VILLA PATERNA.


El Palacio, residencia de los Condes de Villa-Paterna, es otro de los monumentos identificados con nuestro pueblo. Es un edificio de estilo neoclásico.







Por Real despacho de 13 de Noviembre de 1746, le conceden el título de CONDE DE VILLA-PATERNA a D. Antonio de Pando y Bringas, juntamente con su esposa Doña María Petronila Ortiz de Zárate, primer Conde de este titulo, los cuales fundan el Patronato de Villa-Paterna, y en 1760 mandaron construir el edificio del Palacio al arquitecto D. Antonio Gilabert, sirviendo como residencia señorial. Fue construido sobre un montículo de los terrenos de la partida del Boalar, y consta de planta baja y dos pisos.

El edificio constaba de dos partes que se diferenciaban en que la primera estaba destinada a la vivienda propiamente dicha, de planta rectangular, y la segunda destinada a las caballerizas y los almacenes.

La fachada principal, de corte neoclásico, ostenta en su frontón el escudo heráldico de los Condes, cuya descripción es como sigue: En campo de gules (rojo), una espada de plata, encabada en oro, sub-montada de un pan, también de oro, y acompañada de tres panelas (bizcochos) a cada lado, del mismo metal, timbrado con la Cruz de Calatrava, y se halla rematada por pináculos; destacan la puerta principal, de enormes dimensiones, que alcanza hasta la repisa del balcón central, el basamento, las jambas y el dintel, con dos ventanas enrejadas a cada lado, que son de piedra labrada.

En el primer piso destaca un balcón central con el recercado de piedra, las jambas finalizan en volutas y el dintel se resuelve mediante un frontón partido; dos balcones más sencillos, completan el exterior de esta planta. En el segundo piso hay cinco balcones; el del centro engloba parte del frontón de la planta baja.
En la segunda ventana de la derecha, de la planta baja, había una puerta, a la que se accedía mediante unos escalones, donde estaba la vivienda del procurador, y después, de los caseros, siendo anulada posteriormente por una reforma. (Se puede apreciar en la fotografía siguiente).




El Palacio del Marqués de Miraflores y Conde de Villa-Paterna fue destinado para albergar las escuelas públicas, y habitaciones para los maestros, desde 1847 a 1867 (a la escuela de niños concurrían 80 alumnos, y a la de niñas 120 alumnas); como albergue de pobres y hospital de sangre en la guerra de África en el año de 1921. Es D. Enrique Trénor Despujol, hijo del Conde de Montornés, quien ofreció, en nombre de su padre, su casa-Palacio de Paterna, para albergar y atender a los heridos en esta guerra. Precisamente en aquella época el Palacio estaba ocupado por unos 200 soldados que partieron para Melilla y así quedó desalojado el Palacio del Conde. Se procedió prontamente a dotar esta mansión de todo lo necesario para hospitalizar a los enfermos y heridos conforme fuesen llegando de África, que con la cooperación de los vecinos y el Ayuntamiento se lograron instalar 20 camas, además de los servicios médicos y de limpieza.

La bendición e inauguración de este hospital tuvo lugar el 10 de diciembre de 1921. En este año se realizó una reforma muy importante en el Palacio. (Notas de D. Julio Núñez).

 El Palacio fue destinado para albergar a la tropa militar, y era utilizado principalmente, para ubicar las caballerías y el almacenamiento de utensilios de guerra y forrajes en el patio posterior de que disponía la mansión en la parte trasera, al que se accedía por una puerta lateral que recaía frente al descampado. (Se aprecia en la primera fotografía).

En 1976 fue declarado Monumento Histórico-Artístico de carácter local.
En el año 1983 fue adquirido por el Ayuntamiento de la Villa.
A partir de 1987 se dedica a sala de exposiciones.

Y desde 1990, el edificio del Palacio es destinado como nueva sede de la Corporación Local.

lunes, 23 de marzo de 2015

EL PRIMER ALCALDE DE ESPAÑA, NOMBRADO POR EL REY JUAN CARLOS.


PRIMER ALCALDE, TRAS EL FRANQUISMO.

El paternero José Sáinz Ramón, tuvo el honor de ser el primer Alcalde de España, nombrado por el recientemente nombrado Rey de España, D. Juan Carlos I.






Sabias que en Paterna fue donde tomo posesión el primer alcalde de toda España, nombrado tras la jura del Rey Juan Carlos, en noviembre de 1975, D. José Sáinz Ramón fue el histórico Alcalde. Francisco Franco, había fallecido tres días antes, y los caminos de la democracia se empezaban a atisbar en España, curiosamente como decíamos el primer Alcalde nombrado por el Rey de España, fue el de Paterna, al menos un dato histórico curioso.
El texto de la noticia, publicado por el periódico Las Provincias, el martes 25 de noviembre de 1975, decía así:





“Paterna, 24(por teléfono, de nuestro corresponsal), Pedro Martínez, A última hora de esta tarde, y bajo la presidencia del subjefe provincial del movimiento, Don Vicente Llosa, con asistencia del  inspector provincial, señor Lerma, tuvo lugar en el salón de actos del Ayuntamiento, el acto de toma de posesión del nuevo alcalde, don José Sáinz Ramón.
Don Rafael Alfonso, al cesar en su cargo, hizo un breve resumen de su actividad municipal, y agradeció a cuantos han colaborado con él sus esfuerzos por Paterna, al tiempo que pedía unión y apoyo a quien ocupaba ahora su cargo. Hizo especial alusión a su antecesor, don Gerardo Salvador y a don Vicente Mortes, por los desvelos en pro de Paterna. El señor Sáinz Ramón, en unas breves e emocionadas palabras, expreso su ilusión y la responsabilidad con que aceptaba este cargo, agradeciendo, asimismo, a su antecesor, las palabras a él dirigidas, y solicitando la colaboración de Paterna.

Por último cerró el acto el subjefe provincial, que al igual que los anteriores oradores, mostro su profundo dolor por el fallecimiento de nuestro caudillo, así como su firma adhesión al Rey.”

lunes, 9 de marzo de 2015

BREU HISTORIA DE LA CANYADA



 LA CANYADA


La zona de La Canyada es uno de los pocos pulmones que nos quedan en Paterna, poblada de pinos, zonas verdes y chalets habitados por veraneantes y por gentes que habitualmente residen en esta zona veraniega durante todo el año.






D. Pascual Belenguer Andreu, paternero de pura cepa, y su esposa Doña Emilia Martínez Abil, fueron los primeros colonizadores de La Canyada hace más de ochenta y cinco años años, que es la edad que se estima que tiene esta zona veraniega.

Allá por el año 1920 le compraron unos terrenos a D. Vicente Guillén, también de Paterna. Había siete anegadas y media de terreno de secano hasta el horno de la cal (situado junto a la vía del tren a la altura de la puerta principal del mercado Municipal), y pagó 270 pesetas por toda la parcela que luego plantó de cepas y algarrobos.

El día 24 de Septiembre de 1924 hizo la primera parada en el apeadero de La Canyada el primer tren, inaugurado oficialmente el 6 de Noviembre del mismo año.

En principio pusieron una mesita junto al andén para servir agua y refrescos a los pasajeros. Luego construyeron una barraca de cañas y le llamaron "Merendero la Alegría” donde comenzaron a guisar paellas. Luego construyeron un barracón de madera, y posteriormente un edificio de obra bajo la dirección del Arquitecto Cortina, que se tituló "Bar Casa Pascual”. Dos años después comenzaron las construcciones de chalets y fincas alrededor de este bar, y, en 1927 se comenzó a urbanizar La Canyada incrementando su desarrollo en esta zona. La Canyada fue para Valencia, posiblemente con el Vedat de Torrente, uno de los pulmones más próximos a la capital, mimado por los urbanistas de entonces y por los habitantes de siempre.
La Canyada encierra para nosotros un tesoro de recuerdos. Era, por así decir, la excursión más barata y más posible de nuestra infancia. Estaba al alcance de todas las economías. El «trenet» nos situaba en treinta o cuarenta minutos en el antiguo e incipiente poblado. La «Lloma redona» era, sin duda, la «muntanyeta» que podíamos contemplar -con su romero, su tomillo, su «rabo de gat»- más próxima a Valencia. Aún podíamos prolongar nuestra excursión bajando hasta la presa de la Real Acequia de Moncada.

Ah! En el poblado y en la presa nos podían servir gaseosas y cerveza y hasta podían guisarnos una fenomenal paella valenciana.




La Canyada se hizo poco a poco, a fuerza de enfrentamientos y aún confrontamientos, de disgustos y desazones, de ilusiones, de esperanzas. Remontémonos un poco, al servicio de la historia, una vez conocidos los datos fundacionales que explicamos al principio de este escrito. Según cuentan los historiadores, para que los niños que deseen visitar La Canyada y respirar el aire puro de sus pinos, es el Parque Público Municipal situado en el corazón de La Canyada, junto a la estación del ferrocarril, al que pueden acceder todas las clases sociales y que se tuvo que pasar por ciertas vicisitudes que a continuación hacen historia (según relatos de D. Vicent Badia y Marin, al que debemos estos datos).

Con anterioridad al año 1947 en que formalmente se pidió por el Alcalde de Paterna a los herederos del Conde de Montornés la cesión gratuita de unos terrenos para parque público, diferentes parcelaciones propuestas por la Señoría habían sido desestimadas, no ya por el Ayuntamiento sino por una Comisión de Autoridades y Jerarquías Locales y vecindario que se convocó al efecto. Esta Comisión se remitió a la gestión municipal cerca de los herederos del Conde para pedirles la cesión gratuita del perímetro de pinada necesario para la creación del Gran Parque, como también de la parcela donde a la sazón se estaba construyendo la Iglesia de La Canyada. Naturalmente se apelaría a la expropiación forzosa, como último recurso, si los herederos del Conde no se avenían a razones. Y en este trance ya se plantearía el Ayuntamiento la forma de obtener los recursos necesarios para la expropiación.

En vista de las dilaciones que a juicio de la Señoría experimentaba la aprobación del plan de urbanización se denunció el caso al Gobierno Civil de Valencia. El gobernador no se mostró remiso a tal requerimiento y el 15 de Octubre de 1947 pidió informes sobre el caso al Ayuntamiento de Paterna. El 21 de Noviembre siguiente el Alcalde informó a Gobierno Civil, haciendo, entre otras, las siguientes puntualizaciones: que había encargado la formación del correspondiente plano al Arquitecto Municipal, el cual había elaborado un croquis como anticipo del proyecto, si bien por falta de contacto y entendimiento con los Herederos del Conde de Montornés no había prosperado; que la zona que en el croquis se intentaba destinar a parque público no podía ser una plaza, sino, necesariamente, un parque para solaz y esparcimiento, en cuyo parque el Ayuntamiento llevaría a cabo la repoblación de pinos y plantación de otro arbolado; que eran de agradecer los favores recibidos de los Herederos del Conde reducidos a sus justas proporciones y teniendo en cuenta que los grandes latifundios propiedad de aquellos se beneficiaban considerablemente al convertirse en solares; y, en definitiva, que era importante que los terrenos acotados en el croquis se destinaran a parque público.

Naturalmente, la exigencia o el condicionamiento de la Alcaldía de Paterna, incluso en el tono del informe, venía a cuento con el tono desfasado y anacrónico de la denuncia que recordaba y enumeraba los favores recibidos por el pueblo -¡a siglo y medio de la proclamación del dogma de la soberanía popular- desde la cesión de una casa para el Sindicato Agrícola de San Isidro, a la donación de terreno para escuelas pasando por la habilitación del Palacio de Paterna el año 1921 como hospital de sangre para la guerra de África.

El 10 de diciembre de 1947 se apeló de nuevo a los herederos del Conde para que cedieran gratuitamente los terrenos en cuestión. Tres días después el Gobernador de Valencia resolvió la denuncia formulada por la Señoría.

En realidad, más que resolver, reconocía la facultad del Ayuntamiento para modificar las parcelaciones propuestas y se remitía a los cauces del Estatuto Municipal y del Reglamento de Obras y Servicios, de 1924, para que una vez aprobados los proyectos y previa declaración de utilidad pública, se llegara a la expropiación de los terrenos, todo ello sin perjuicio de recomendar el llegar a un acuerdo en beneficio de ambas partes. El 24 del mismo mes los herederos del Conde se avenían a razones accedían a la cesión gratuita del terreno solicitado para parque público, un terreno de 51 anegadas y un cuartón equivalentes -nos dan hecho el cálculo a 42.587,95 metros cuadrados, imponiendo como condiciones que no podían ser convertidos en solares edificables ni enajenados por la Corporación y obligándose el Ayuntamiento a tener aprobado en el plazo de cuatro meses el plano de urbanización de la zona contigua y próxima a dicha parcela y en el plazo de un año el de urbanización de toda La Canyada, ofrecimiento que mantendrían hasta el 31 de Enero de 1947.




No faltó la complacencia gubernativa para el Alcalde de Paterna, aquello era un éxito completo y el Ayuntamiento debía de aceptar. El 26 de Enero de 1948 la Corporación Municipal aceptaba el ofrecimiento de cesión de los terrenos con las condiciones impuestas y acordaba un voto de gracias para su Alcalde.

Conforme a lo estipulado, el plano general de alineaciones de La Canyada fue aprobado por el Ayuntamiento el 11 de Octubre de 1948; y a su vez el 26 de noviembre del mismo año el Consejo Provincial de Sanidad aprobaba el plano de ensanche, saneamiento y mejoras de La Canyada.

Pero aún había mucho que pelar. El Ayuntamiento de Paterna había cumplido su compromiso fundamental: la Señoría todavía no había otorgado la escritura de cesión de los terrenos, dando lugar a que tras el requerimiento acordado por la Corporación de Paterna el primero de febrero de 1949, se viera el Alcalde en el trance de denunciar ante Gobierno Civil la demora de los Herederos del Conde de Montornés con la conminación de apelar a los Tribunales de Justicia.

Hasta el 9 de Septiembre de 1950 no se llevó a cabo el otorgamiento de la escritura de cesión (4). El pleno tuvo conocimiento de ello el 28 del mismo mes, en cuya sesión nombró hijo predilecto de la Villa a su Alcalde.

No pretendemos hacer la radiografía espiritual de Gerardo Salvador Moros. No es hora de ello. Pero a poco que hurguemos en el contorno de su personalidad descubriremos su reciedumbre humana que le llevó a afrontar las mayores dificultades, los problemas verdaderamente difíciles, sin importarle ni la alcurnia, ni la potencia financiera, ni la influencia política de quienes a lo largo de su mandato como Alcalde de Paterna fueron sus antagonistas. Vaya con estas palabras nuestro testimonio de admiración.

Nota: Como se indica anteriormente debemos este relato a D. Vicent Badia i Marín, que transcribo para rescatar y dar a conocer parte de los temas históricos de Paterna.


domingo, 8 de marzo de 2015

LA DONA TREBALLADORA PATERNERA


Hoy traemos en el día de la mujer trabajadora, y en homenaje a todas aquellas mujeres, que lo fueron, que son y que serán, paterneras trabajadoras, este escrito de Paco Ferrandis, recordando a a su abuela "la Cota", como recuerdo a ellas.

La Tia Cota la del Mercat
pubicat el escrit, en el Anuari el Testar de Paterna, per Paco Ferrandis.


La Tia Cota la del Mercat

Quan es parla de l´història dels pobles, molt sovint es cau en el tòpic de dir: que es allò que forgen els homes mitjantçant el pas del temps. D´eixa manera obviem dir sense adonarsen, que també açò és un mèrit i una llavor de les dones, i a més a més, molt important. Sens dubte que l´educaciò que hem rebut al llarg dels anys ha segut sempre masclista, no sòlament a Espanya, si no arreu del món, i les dones han quedat sempre relegades a un costat, i destinades pels treballs de la casa i a la guaita dels fills. Es per este motiu, que quan surt una dona valenta i, diguem-ho en to festiu, en “collons”, la seua figura sempre es fa de valdre, i la seua ombra també és molt més allargada i arriba més lluny, que no la majoria dels homes del seu entorn. Eixe es el cas que vull relatar a continuació. El cas d´una botiguera que va haver a Paterna des de 1895 fins 1960, any el qual va faltar. La botiga per eixe motiu es va trasmeter a la seua filla María Ferrandis, també anomenada La Cota, que la va dur endavant fins els darrers anys del segle passat. Ni més ni manco que va existir a Paterna quasi un centenar d´anys.

Me´n estic referint a l´antiga botiga de ...  la Tia Cota.

         Vicenta Monrabal Sanz “La Cota”, va nàixer a Paterna l´any 1882, filla d´una familia d´un passat, direm acomodat, i després vinguda a menys pels avatars de la vida. Açò feu que vingueren en donar a la “Casa Gran” junt a l´antic Circul, una de les moltes propietats dels Comtes de Trenor a Paterna, i on supose que els pares farien de guarders, estatgers o criats, es dir, de tot un poc. Estic segur que molts d´aquells que aneu a llegir açò, sabreu que eixa dona era la mare de mon pare, o siga, m´abuela, i d´eixa manera us podreu imaginar lo molt que jo la volía i els grats records que tinc d´ella.

Però deixant de costat el meu lligam familiar en ella, que es segur que em podria dur a exagerar totes les seues virtuts i a ocultar els seus defectes,  tinc a dir també, que aleshores va ésser una de les persones més populars i estimades a tot el poble de Paterna. Ella, que tenia una botiga de salaóns i productes colonials al carrer Major, va començar el seu negoci ajudant sa mare que es va quedar vídua molt jove, i a més a més esperant un fill que naixeria pòstum, quan a penes si tenía els nou anys d´edat. Açò va ocorrer com he anomenat abans, mitjantçant els anys 1890/1892.

M´abuela Cota, que supose tampoc no seria una excepció a la majoria de les dones d´aquell temps, no va passar mai per una edat de jocs al carrer i molt menys encara per una edat escolar. A mi ara em recorda un poc, aquelles “pioneres” que sortien a les películes de vaqueros que ens feien al Guillém i Gran Teatre, que arramblaven en tot allò que se´ls posava al davant, i tenien si cap més brios i més coratge que molts dels homes d´aleshores. Homes que ja gaudien, aixó sí, d´un montó de privilegis front elles, donats per eixa societat ancestral i masclista que hi havía arreu del món, i lògicament també en aquella España, encara molt “negra” de els darreries del  segle XIX.
 
Encara que semble mentida, a eixa curta edat, nou o deu anys, feu el primer viatge a peu a València carregada d´unes cistelles de vímet en  omplir-les de sardines salaes, ...de bota, per a vendre pel seu poble, Paterna. Però com ella encara era molt menuda, anava quasi arrossegant les ciscelles per terra i oferint la mercaderia pels carrers de la ciutat i per totes les alqueries i cases del camí vell de Campanar, fent-se acompanyar per dos germans més menuts, tal volta per què la gent  se´n plangueren d´ells i d´eixa manera feren fira en més motiu. Lo ben cert fou, que a mig matí se´n va adonar que no quedava cap sardina a la cistella, i va tornar altra volta arrere al carrer del Trench a comprar nou gènere. Segons les dades familiars que han anat passant de pares a fills, acò ho va fer en tres ocasións durant tot el dia, tornant a Paterna a poqueta nit. Així fou com va començar el que seria el seu negoci quasi centenari, i també el seu mitjà de vida i el de tota la seua descendència.

         Bé, ara voldria explaiar-me una miqueta raonant d´esta dona, per motius com podeu comprendre més que evidents. Ella no sabia llegir ni escriure, contava amb els dits en una habilitat sorprenent, i feia els comptes a la parròquia mitjantçant ratlles i palots, i utilitzant el paper d´estrassa o el taulell. En poques ocasions s´enganyava i si alguna volta ho feia, mai no era en contra d´ella.

         Esta dona tampoc en sabia parlar el castellà, i cap cosa de totes les esmentades li feu falta al llarg de la seua vida per dur endavant el seu negoci, ni menys encara per a fer-se entendre. Recorde molt bé com s´expressava sempre en valencià i com s´esplaiava sense cap rubor ni vergonya, davant mestres, metges, capellans, regidors, caps dels quarters i de la caserna de la Guardia Civil, es a dir, d´allò que aleshores anomenaven gent important, o com solia dir  ella, “gent de dalt”.  Els dies festius, sobretot quan passaven pel carrer Major les processóns importants del poble, obria la porta de sa casa de bat a bat i allí acodien tota la familia, però també parroquians i molta d´eixa gent important anomenada adés, que venien acompanyats per les mullers i quedaven bocavadats front aquella dona que tenía paraules per a tots i no s´arrugava per res. Jo que era molt menut m´atarantava front eixa gent uniformada, sobretot davant dels tricornios, i procurava fugir o amagarme pel motiu que ella no m´amoïnara fent les presentacións... - Vine fill dona-li un bes a donya fulana... Vine fill saluda a don fulano... ¿Ha vist vosté quin net més guapo tinc...?. Com dic, tot açò m’atarantava i era massa per mi.

Sense dubte que tenía una “gràcia” natural per a la comunicació, però sobretot gaudia d´una “picardia” especial per a la venda. Jo diria que açò era com un do que li havía donat la vida trepitjant carrers. Ella sempre solia dir que no tenia parroquians, que hi havia de fer amics fins en l´infern, i que al poble, liberals i conservadors... ¡tots menjaven abaexo!.

A més de vendre al mercat de la Plaça on tenia el lloc de venda fixe, es dir la parà,... al carrer Major també tenia a l´abast la seua botiga. Esta botiga que també era el seu domicili, estava situada el número vint i sis d´eixe carrer, i era més o menys com totes les botigues de l´època.

A l´entrada de la casa a l´esquerra, hi havia un taulell de pedra pel despatx del gènere, i damunt a l´abast hi havien pots de besuc, melva, cavalla, anxoves i botes de sardines salaes. També els havia de retalls d´abaexo, tonynes i cabets de moixama. A un costat tenia una mena de rebost on guardava el que diriem génere car, com ara, la moixama grossa, la tonyna de sorra i les barretes d´abaexo anglés en eixa lluentor i eixe color grogenc tant peculiar i conegut, tot productes éstos a l´abast dels parroquians, diríem, en més poder adquisitiu. Darrere el taulell hi havia unes prestatgeries on estaven els pots menuts de conserva: tomaca i pimentó que abastia “La Molinera de Murcia”, formant unes piràmides perfectes, que supose s´encarregarien en fer la seua filla o la seua germana, per què a m´abuela no me l´imagine perdent el temps, com diría ella: fent bonicaries. Ella a tot cas els haguera col.locat arreu i en un pilot, perquè en caberen més. A la part d´enfront i dalt d´altres prestatges clavats a la paret, estaven les botijes de test a la venda. Eren botijes per a ús de les cases i també pels carros dels llauradors en anar a l´horta. També els havia a la venda guardioles de test pels pocs estalvis que podien fer la gent d´aleshores, i que solien falcar a la paret en algeps envoltanla totalment i deixant lògicament al descobert el forat per posar els diners. D´esta manera fugien de temptacións i mai ningú no podía treurels d´elles fins que estava plena. Acò era talment com si fora una caixa forta de l´época. Al davant del menjador i arrimat a la paret estava el gènere de magatzem. Ara eren els pots grans de tomaca i pimentó apilotats, caixes de espècies, piyóns, pebre roig, safrà (...¿recordeu el Condifran?), al mateix que feixos d´abaexo sec dels anomenats de Llaurador. Sacs de cigróns, tines de fusta plenes d´aigua amb la tonyina remullada, i fins i tot un molinet per moldre el café, i cóm no, la malta “El Miguelete”,  que es feia lògicament a mà donant voltes a una roda com si fora una pianola. A la part de fora, el que s´anomenava la coberta, hi havía una gran pica de pedra, feta per m´abuelo, on s´arremullaven els abaexos sencers. També en el corral, sempre hi havien tonyines i capellans penjats al sostre de la cambra per assecar.  Açò tot plegat feia que pertot arreu d´eixa casa surava un tuf especial i característic, que tots coneixien al poble.

Encara que es veritat que m´abuela mai no va gaudir de bona salut, ella li dedicava hores i hores al negoci durant tot el dia. La  porta mai no es tancava, sempre estava oberta. Cap parroquià se´n anava d´eixa casa sense despatxar-lo, fins i tot els diumenges. La botiga tenia horari quasi els vintiquatre hores del dia, com els funeraris. També podríem dir si em permeteu la broma, que aquella dona ja ho era aleshores una capdavantera d´allò del  lliure mercat i amb projecció futura. Ella ja feia el mateix horari comercial que farien en un futur llunyà, els Grans Establiments del Segle XXI.     
        
Lògicament els records que en venen a la memoria d´eixa dona són molts, però sobretot, els hi han d´uns quants que els tinc gravats al cervell talment com un  vídeo.  Un d´ells era,  quan tots els dies a l´entorn del migdia, sense faltar-ne cap, feia el camí  del mercat  a  sa casa. Ella se´n aturava a tots els cantons on feia “rogle” en raonar amb tot el món sense distinciòns, mentre l´home, -m´abuelo-, duia  el gènere amb la carrutxa tot seriós i en cara de pocs amics, en vore que la dona no tenia mai cap pressa a arribar a casa.  El pobre home que sens dubte era una gran persona, va haver de passar-se la vida sota l´ombra d´eixa gran comunicadora, d´eixa gran dona que gaudia d´una personalitat acaparadora, i que restava -n´estic segur que sense proposar-s'ho-,  la de tots els que la rodejaven. Ella era la Tia Cota, i els demés al voltant  d´ella eren: l´home de la  tia Cota, els fills de la tia Cota, o els nets de la tia Cota.


He dit que no sabia llegir ni escriure, i a més també dic que era molt llesta, molt savia i molt “llarga”, i tot junt açò era una gran veritat. Recorde que quan rebia les cartes que li manava el seu fill Antonio Ferrandis aleshores fent teatre a Madrid, o de gira pertot arreu d´Espanya (1951/52), ella ens la feia llegir a tots els nets en distints dies, i a tots ens deia el mateix: - Tin fill, llegeix-li a l´abuela la carta del tio, que de tu si que em fie,...i així, un per un, tots li llegíem la carta qu´ella se´n sabia de memòria, al temps que li anàvem traduïnt del castellà i aclarint-li les paraules que no entenia. Com et deixares tant sols una coma estaves net, havies de tornar al darrere i començar de nou.            





 Altre record d´eixe “vídeo” que dic era, en ser poqueta nit  i també dia per dia, on sempre la trovabes fent la mateixa faena:  desfer l´abaexo, preparar la tonyina i posar els cigrons a remullar dins d´un llibrell en aigua, tot per a la venda del dia següent, mentre - i torne a repetir- el marit assegut amb´una cadira davant d´ella, es passava hores i hores fumant la pipa i cantussejant i vigilant tal com si fora la seua ombra. Segurament aquella dona tenia a m´abuelo “lligat en curt” porgant algú que altre “pecat” (…tal volta de bragueta) i el pobre no gosava ni obrir la boca. Jo era molt menut i es clar que no m´adonava de res del que ocorria, i la veritat es que  aquell home  mai tingué amb nosaltres una relació diguem-ne de gran estima entre jaio i nets. Jo, al mateix que els meus cosins el teníem  com si fora un estrany i més bé el teníem por. Ell no gosava mai en fer-nos ni tan sols una carícia ni una festa. A la paret del menjador tenia una mena de corretja penjada d´un clau que l'anomenava “La Mandarina”, que ell feia servir per imposar-nos por i respecte els nets. A mi la tan maleïda  Mandarina el que em feia era pànic i per tant, si podia passava de llarg dissimulant i sense dir-li res. M´abuela s´adonava de açò i era l´encarregada en fer-nos acostar a ell.

- ¡Dona-li  un bes a l´abuelo, fill!... i nosaltres s´acostavem espantats per a fer lo manat. Aquell home solament posava la galta i a penes si remugava  unes paraules sense treure´s  la pipa de la boca. Estava molt clar que m´abuelo tenia de fer el paper de seriós, com feien la majoria d´aquells homes toscos d´aleshores. De tant en tant, ella el manava que “actuara” d´abuelo i fera ús d´una rara habilitat que tenia en fer sonar amb les mans unes culleres de fusta, com si foren castanyoles. Tinc a dir que aquella percussió casolana sonava molt bé i als nets ens deixava bocabadats.

- ¡Fes-li al xic lo de les culleres...! i aquell home en passos pesats i remolejant, se´n anava a per les culleres de fusta i sempre a les ordres de la seua muller, feia el que ella li manava.

Fent honor a m´abuelo... el tio Pantorrilla, diré, que en transcórrer els anys, aquell home va tindre una relació molt fluida i afectuosa amb tots els nets. Açò va ocórrer quan la dona va faltar. Ell feu un canvi espectacular en el tracte diari en tot el món, i a més, sempre anava buscant la calor que no va tenir mai de tots nosaltres. Semblava talment com si se´n haguera alliberat d´una forta opressió que l´ofegava. De tota manera també he de dir a rengló seguit, que aquell home que jo tenia com a tosc i ruc, li va plorar a la seua muller per tots els racons de la casa durant anys i anys, fins que va morir. Estava molt clar que la volia de veritàt i a més a més l´admirava. Ara bé, tampoc no hi havia cap dubte que, - com he dit abans-, al llarg de la seua vida tingué de pagar un fort peatge, pel fet de viatjar al costat de la Tia Cota.

       Tot un personatge m´abuela Cota, coneguda i estimada  a tot arreu del Poble i dels pobles del contorn. Solament us diré, que quan va morir l´any 1960, per la seua casa va passar, jo diría que tota Paterna, en fer acte de presència donant les condolències i l´ultim adéu. Recorde que em sorprenia la gran quantitat d´inmigrants de totes els barris, i sobretot d´Alborgi i les Coves, que a penes  feia uns quants anys que vivien al poble, i que tots plegats passaren per eixa casa. Hi va haver tanta gent d´ací, com d´aquells que aleshores anomenavem ... els forasters. Dona fe del que dic, que el día de l´enterrament en un fret que pelava, la comitiva omplia els carrers que van des de la Plaça fins el carrer Major, que era el lloc on aleshores s´acomiadaven dels difunts. Aquella dona, que encara que com he dit abans era molt “llarga” al negoci, també  la trobaves sempre apunt en fer favors a tot el món, sempre planyent-se dels demés i socorrent malalties i necessitats d´amics, veïns o familiars. També, cóm no,  esplaiant-se i fent bromes i acudits en tots els parroquians, i en ganes de rialla i rebombori.  Diríem que  era la clàssica botiguera de barri o de poble, sempre a l´aguait en  no perdre cap parroquià al seu establiment.

Com anécdota diré, que el seu fill Antonio Ferrandis  que tots coneguereu com gran actor, sempre va dir en to festiu, que ella fou sempre la vertadera “artista” de la familia, i no ell.

La botiga es va transmetrer a la seua filla María Ferrandis, l´altra tia Cota, i tinc a dir -també fent honor a la veritat-, que esta dona, ma tia Maria, va superar si cab a sa mare en el negoci. També hi ha de dir a continuació, que ésta  ha viscut molts més anys i per tant no es pot comparar el carisma. De María La Cota, la seua filla, es podría escriure altra història pareguda, ja que ella va ser fidel reflexe de sa mare, ara bé, tot al contrari d´esta, la filla tenía dins del cap tota una enciclopedia del món. Els estudis que va rebre, com era costum a l´época, no foren massa extens-os, però gaudía d´una inteligencia i d´una memòria prodigiosa, que junt l´experiència dels anys acumulats (95), van convertir a esta dona en una “memòria històrica de Paterna” dels darrers noranta anys. Tots els que l´heu tractat, sabeu que no dic cap mentida.

De tota manera hi ha de dir, que tots dos personatges, mare i filla, han segut una generació de bons botiguers a Paterna,...ara els dirien:  “Comerciales con gran proyección i másters en ventas...”.

... ... ...  ...  ...  ...  

En este treball dedicat a m´abuela Cota, he volgut fer un xicotet homenatge a totes aquelles dones que van nàixer pels albors del segle XX: jaies, mares, germanes, ties, amigues, veïnes... i sobretot a ma mare, que visqueren i lluitaren en un món molt difícil i sense cap privilegi per elles. En un món mancat de comoditats, mancat de consumisme, mancat d´estudis, mancat de drets humans, mancat de tota mena d´avantatges i tecnología domèstica, mancat de llibertats,...jo diria que mancat de quasi tot, i això sí, sobrat de repressións, de treballs durs, de guerra, de por, de recataments, de submissións i temors front a tot, i per a més INRI... carregats de família.

Dones que en el seu treball i el seu coratge, han segut sense dubte, les precursores de l´avançament  i de l´alliberament laboral i social (com diria aquell, “dentro de un orden”) que han aconseguit mereixcudament les dones del nostre temps. Al menys encara que siga una volta a l´any, ara poden celebrar entre altres coses més, allò que diuen... “El Dia de La Mujer Trabajadora”. Aquelles anomenades d´adés ni tant sols ho coneixien, ni tenien cap dia especial, però de tota manera, crec que tampoc no hagueren trobat el temps per a poder-lo celebrar.

Estic segur que cadascú dels lectors tindreu a la memòria, les vostres “heroïnes” particulars.  








Paco Ferrandis

Estiu 2004

miércoles, 4 de marzo de 2015

EL TRENET


D. Rafael Alfonso Barbera, Cronista Oficial de la Villa, 1974, nos cuenta en este escrito cronológicamente histórico, la creación y el paso del trenet, hoy en día le llamamos "metro".

    EL TRENET




Así, en diminutivo; y no el de ahora, el de antes. Muchos aún recuerdan aquel tren que parecia de juguete, arrastrado por una maquinita asmática y ruidosa y con unos vagones que parecían sacados de un dibujo infantil. Un tren que avistado desde lo alto del Calvario, surcaba la huerta, que parecia un mar de aguas verdosas. Un tren de esos que dejan los Reyes Magos, y que los padres, bajo el pretexto de aleccionar a sus tiernos retoños, se pasan las horas haciéndoles funcionar. Y es que el tren tiene siempre el encanto de lo desconocido, de la aventura, del espacio abierto, del amplio horizonte; y, también, la tristeza de las despedidas y la alegría del retorno.


El pequeño tren se detenía en la estación de Paterna por primera vez, y la pequeña máquina, agotada, se tomaba un pequeño respiro y llenaba su ardorosa caldera abrevando las aguas de nuestro manantial (aguas que ya habían sido traídas a la población mucho antes, el año 1864). Y hubo sus discordias, porque el Ayuntamiento, con muy buen criterio, pretendía que aquellos caballitos de hierro, de vientre nunca satisfecho, pagasen el agua que abrevaban; pero ellos se hacian los remolones (la Compañía claro está), hasta que se suscribió el corres- pondiente contrato y todo se arregló a buenas, como deben hacerse las cosas.


La parada en la estación de Paterna y el refresco que suponía el agua cristalina de nuestro nacimiento eran muy necesarios para poder afrontar con un relativo éxito la cuesta de «Terra de Canters». Y allí eran los resoplidos, empujones, gemidos, tropezones y heroicos esfuerzos hasta llegar a los frondosos pinares de nuestro término, y desde allí, conpaso decidido, buscar la querencia del campo de Liria, cuya estación era el término de tan duro viaje.




Quién no recuerda la primera vez que, en dicho "trenet" (ya eléctrico) y bien cogido de la mano de la madre, llegó a Valencia? El tren nos introducía en un mundo desconocido, un mundo irreal y fantástico, que nos atraía y atemorizaba a un mismo tiempo. Después de verlo sus imágenes quedaban reflejadas durante días y días en la pura retina del niño.


El "trenet" fue una gran mejora, qué duda cabe; pero no todos lo tomaban, o no podían permitirse el lujo de tomarlo. Eran otros tiempos. Antes de despuntar las primeras claridades del alba, muchos trabajadores, albañiles sobre todo, bajaban hacia Valencia por la senda del «Canyaret». Y después de una laboriosa jornada, con paso más o menos cansino, más o menos vivaz, según la edad o el estado de ánimo, por el mismo camino a casa, a Paterna. Eran otros tiempos, ¿qué duda cabe? La traída a la población de las aguas del nacimiento del Barranco de la Fuente, y el ferrocarril, fueron las dos grandes mejoras que hicieron progresar a Paterna durante el último tercio del siglo XVIII. Debido a estas mejoras comenzó la inmigración, se incrementó notablemente la industria de la construcción, se estableció entre nosotros una selecta y numerosa colonia veraniega que perduró hasta los años treinta (1930), aunque los descendientes de alguna de aquellas familias aún nos siguen honrando con su predilección y se sienten tan paterneros como el que más. También el ejército se fijó en las buenas condiciones naturales de Paterna, acrecentadas por las mejoras descritas, y fueron numerosas las fuerzas del mismo que vinieron a residir aquí en modernos acuartelamientos rodeados de extenso campo de tiro y maniobras. Por el tiempo se mejoró la línea, las instalaciones y el material, hasta llegar al tren eléctrico que conocimos en aquel entonces, y hoy tiene, dentro de nuestro término, nada menos que cinco estaciones.


La estación de campamento, inaugurada por el general D. Miguel Primo de Rivera en 1928; la estación de Paterna, la más antigua, inaugurada el 22 de Abril de 1888 (más adelante conoceremos detalles de su inauguración); el apeadero de «Fuente del Jarro», construida entre 1961 y 1962, que ha cobrado enorme importancia debido al polígono industrial; la estación de La Cañada, inaugurada en 1924, cuyo origen se debió a necesidades técnicas cuando la electrificación y alrededor de la cual pronto surgió lo que en la actualidad ha llegado a ser una incomparable zona veraniega y residencial, y el apeadero de la urbanización de Vallesa, el más moderno. Posteriormente todas las estaciones sufrieron renovaciones en sus edificios.


Este tren ha pasado por épocas de verdadera decadencia; pero hoy vuelve a adquirir verdadera importancia. Se ha llegado a hablar, con bastante fundamento, de la unión, por medio de un suburbano, o ferrocarril de otro tipo, a través de la ciudad de Valencia, de las líneas que confluyen en la estación del Puente de Madera con la línea de Villanueva de Castellón. Esa sí que sería una gran mejora para toda la comarca.


Todo lo que queda dicho, bastante conocido por cierto, no es más que un preámbulo para llegar al final, en el que reside, verdaderamente, lo interesante de este artículo: la inauguración de la estación de Paterna, y eso sí que nadie lo pueda recordar y quizás nadie tenga noticia exacta de ello. Pero esto, como es muy natural, no lo voy a contar yo, nos lo contará el señor que entonces era secretario del Ayuntamiento de Paterna, D. Francisco Garcia Montaner, por medio de un acta que no tiene desperdicio. Veamos:


«Sala capitular de la Villa de Paterna a veinte y dos de Abril de mil ochocientos ochenta y ocho (1888). Reunidos en la misma los Señores del margen componentes de la mayoría del Ayuntamiento Constitucional, bajo la presidencia del Señor Alcalde D. Domingo Vila Bellver se dio principio a la sesión por la lectura del acta anterior, que fue aprobada. Leyéronse los últimos Boletines oficiales, a los que se acordó su más exacto cumplimiento. Por el señor Presidente se manifestó que para memoria y conocimiento de nuestros sucesores debía reseñarse el grande acontecimiento que ha tenido este día en esta Población: A las once de la mañana se ha constituido la corporación que tengo el honor de presidir acompañada de su secretario y contribuyentes, banda de música de Otumba y la mayoría del vecindario en la Estación del Ferrocarril económico de Valencia a Liria situada en el camino de Cuart y campo de propiedad de D. Enrique Trénor Bucelli; y a las once y media de la mañana se ha oído por primera vez el silbido de la locomotora que arrastraba los coches elegantes que conducían a los Excmos. Señores Gobernador Civil y General Gobernador Militar, al Consejo de la Sociedad Valenciana de Tranvías Valenciano, Las Provincias, el Correo y la Correspondencia y otros muchos convidados. Estos ilustres Señores al apearse en la Estación han sido recibidos por el Ayuntamiento a los acordes de la banda militar y al disparo de una grandísima traca y morteretes y con atronadores vivas; de allí se puso en marcha la comitiva y se personó en el salón consistorial en donde había preparada una elegante mesa y donde se sirvió una suculenta paella a la valenciana, pescado a la Mayonesa y filete de ternera a la Inglesa, con frutas, vinos de todas clases, dulces, licores, cigarros habanos y café. Al descorcharse las botellas de champagne abrió los brindis el Excmo. Sr. Gobernador Civil de la Provincia, siguiéndole el Gobernador Militar, el Diputado Sr. Vilar, los Directores del Mercantil y de Las Provincias, el Secretario del Ayuntamiento, el Sr. Madariaga y muchos de los concurrentes, brindando todos con elocuentes palabras alusivas al acto, cerrando los brindis el Sr. Alcalde D. Domingo Vila que presidió la mesa por iniciativa del Excmo. Sr. Gobernador Civil de la Provincia que le correspondía; la mesa estuvo servida por cinco elegantes jóvenes de la Población vestidas con trajes de labradora. Terminada la comida dichas autoridades y demás concurrentes dieron las más expresivas gracias al Ayuntamiento por tan brillante obsequio y por la felicidad de tener ferrocarril esta Población mejora que le dará mucho provecho, nombre y engrandecimiento. Al anochecer fueron despedidos dichos señores en la Estación por el Ayuntamiento y vecindario con sumo placer y alegría. El Ayuntamiento por unanimidad acordó hacer suya esta memoria y firmarla para que quede archivada en su archivo como documento histórico para la posteridad, de todo lo cual yo el Secretario certifica».


Un gran día para Paterna, no cabe duda. Y como era deseo del alcalde que quedara reflejado el acto de la posteridad, por eso lo he sacado a relucir. Yo creo que recordar de vez en cuando a nuestros sencillos antepasados, sus problemas y sus éxitos es algo francamente aleccionador y positivo. Tal vez ello nos conceda nuevas fuerzas para lograr nosotros, también, cosas que sean dignas de pasar a la posteridad.

Rafael Alfonso Barberá
El Cronista Oficial de la Villa - 1974